Les propongo un recorrido imaginario. Imaginemos que un día nos prohíben compartir nuestras planificaciones. Ya no podemos estudiar cómo dan sus clases otros colegas. Los textos existentes solo deben ser usados para el propósito que su autor concibió. Ya no podemos comentar cómo damos nuestras clases ni cómo construimos nuestras intervenciones didácticas. Imaginemos que prohibieran adaptar la planificación de otros docentes para nuestros propósitos didácticos. ¿Qué sería de nuestra profesión? ¿Qué pasaría si solo dieramos clases con instructivos que no podemos compartir, distribuir o modificar? ¿Qué sería del conocimiento en ese mundo imaginario?